Elegir carrera no es cualquier cosa. Para muchos jóvenes en bachillerato, es una de las decisiones más grandes de su vida, y para los padres puede convertirse en un mar de dudas: ¿y si mi hijo se equivoca?, ¿cómo puedo apoyarlo sin imponer mi opinión?, ¿qué pasa si después se arrepiente?
Aquí es donde entra en juego la importancia de contar con un mentor especializado en orientación vocacional, alguien que brinde acompañamiento personalizado y que ayude a los jóvenes a descubrir no solo qué estudiar, sino también su propósito de vida y su sentido de vida.
Los padres suelen querer lo mejor para sus hijos, pero la sobreinformación (y hasta la presión social) puede generar confusión. Un mentor se convierte en un aliado neutral que escucha, observa y guía, ayudando a que el joven tome decisiones con seguridad.
En COVi, hemos visto cómo este proceso transforma la relación en casa: los padres dejan de discutir sobre carreras y empiezan a tener conversaciones significativas sobre talentos, intereses y futuro.
Sí, los tests vocacionales ayudan, pero un mentor va más allá de los resultados. El verdadero valor está en conectar las habilidades del estudiante con lo que ama hacer, con lo que el mundo necesita y con lo que le dará satisfacción a largo plazo.
Ese proceso permite que los jóvenes encuentren un sentido de vida en su elección profesional. Porque no se trata solo de escoger una licenciatura, sino de tomar un camino que les permita crecer como personas y aportar a la sociedad.
El acompañamiento personalizado evita la angustia de los padres y la indecisión de los hijos. Entre los beneficios destacan:
Reducción de conflictos en casa sobre “qué carrera es mejor”.
Mayor claridad sobre las fortalezas y debilidades del joven.
Un plan de acción con pasos claros hacia la universidad o la vida profesional.
La tranquilidad de que la decisión no es al azar, sino basada en un proceso estructurado.
Al final, todos ganan: los padres sienten confianza y los hijos descubren que tienen un futuro con rumbo y motivación.
En COVi – Centro de Orientación para la Vida hemos acompañado durante más de 13 años a familias en este camino. Nuestra misión es ayudar a que los jóvenes descubran la carrera de su vida y a que los padres se conviertan en aliados del proceso, no en jueces ni impositores.
Porque elegir carrera no debería ser una carga, sino una experiencia inspiradora que marque el inicio de un proyecto de vida con propósito.
Un mentor vocacional ofrece una visión clara y objetiva, ayudando al joven a identificar sus talentos, intereses y posibilidades reales.
Esto le da seguridad y confianza para tomar decisiones informadas sobre su futuro académico y profesional.
El acompañamiento personalizado actúa como un puente entre padres e hijos. El mentor escucha y guía al estudiante, evitando que las conversaciones en casa se conviertan en discusiones. Así, la familia transforma el proceso en un espacio de confianza y apoyo.
La orientación vocacional no se queda solo en elegir una carrera, sino que busca alinear lo que el joven es bueno haciendo, lo que le apasiona y lo que puede aportar al mundo. Esto genera una elección coherente con su propósito y su sentido de vida.
Los padres ganan tranquilidad al ver que la decisión no se toma al azar, y los hijos encuentran motivación y dirección. En conjunto, la familia obtiene confianza, unión y un plan de acción que marca el inicio de un futuro con rumbo.